"De dictadura a democracia" (por la vía noviolenta), Gene Sharp (descarregable)

Gene Sharp
De la dictadura a la democracia
1993, pdf, 106 pgs
disponible gratis en internet
en 24 idiomas

Desde su casa en Boston, donde está la sede de la Albert Einstein Institution, Gene Sharp sigue día a día las revueltas en el arco que va del Magreb a Persia. A sus 83 años no piensa en desplazarse para vivirlo en directo, como sí hizo durante las revuelta fracasada en la plaza de Tiananmen, en China, en 1989. Pero se siente vindicado.

"Es bastante impresionante. Bastante impresionante", decía tras la caída, el 11 de febrero, de Hosni Mubarak tras apenas tres semanas de protestas pacíficas.



Por teléfono, su voz sonaba tan tenue como sólidas son sus convicciones. Poco conocido para el gran público, marginal en su país, Estados Unidos, Gene Sharp es uno de los teóricos más influyentes de la noviolencia. Sus textos, desde 198 métodos de acción no violenta hasta De la dictadura a lademocracia, han inspirado a activistas en regímenes autoritarios de cuatro continentes, de Irán a Venezuela, pasando por Serbia, Birmania y Rusia.

También en Egipto. Los manuales de Sharp llevaban meses circulando entre los miembros del Movimiento 6 de Abril, uno de los grupos que iniciaron las protestas en la plaza Tahrir de El Cairo que desembocaron en la marcha de Mubarak después de tres décadas en el poder.

A la velocidad que avanza la ola revolucionaria en el mundo árabe y musulmán, hoy Egipto ya queda lejos. No está claro que la resistencia pacífica sea la norma en todas las revueltas.

La nebulosa en la que se encuentra Libia, con un tirano desquiciado como Muamar el Gadafi al frente, complica los paralelismos. Es posible que la noviolencia resulte estéril ante los regímenes más feroces. Y no hay que sobrevalorar la influencia de Gene Sharp en unas revueltas con causas autóctonas.

"Son los egipcios los que tienen que hacerlo. Yo soy un extranjero que no conoce la sociedad. No ha sufrido el régimen", responde el sabio estadounidense a la pregunta de si le habría gustado estar en la plaza Tahrir.

En todo caso, la caída de dictadores en Túnez y Egipto ha otorgado una vigencia renovada a la doctrina que preconiza el cambio sin disparar un tiro.

El día que Mubarak dimitió, el presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo que "en Egipto ha sido la fuerza moral de la noviolencia, no el terrorismo ni el asesinato indiscriminado, sino la noviolencia, lo que ha doblado el arco de la historia hacia la justicia".

La década pasada fue la del 11-S, los atentados de Madrid, Londres y Bombay, la de las guerras de Iraq y Afganistán. Una década violenta.

La nueva década ha empezado con revueltas noviolentas, con ecos de la última revolución pacífica, en 1989, cuando se derrumbó el muro de Berlín. Ahora estas revueltas suceden en países donde predomina el islam, religión que desde el 11-S quedó ligada a las bombas en la mente de muchos occidentales.

"La resistencia noviolenta ha sido muy importante en la historia. Y suele obviarse y rebajarse su importancia", dice Gene Sharp. "Esto -añade, en alusión a Túnez y Egipto- deshace algunos mitos según los cuales la noviolencia no puede ser usada por árabes o por musulmanes".

La teoría de Sharp "es simple", como escribe él mismo en De la dictadura a la democracia, publicado en 1993 y disponible gratis en internet en 24 idiomas.

"Los dictadores necesitan la ayuda de la gente a la que gobierna, sin la cual no pueden garantizarse ni mantener las fuentes de su poder político", sostiene. "Con el tiempo, la retirada de las fuentes del poder puede producir la parálisis y la impotencia del régimen y, en casos severos, su desintegración. Los poderes del dictador morirán, despacio o rápido, de inanición política".

Sharp no apoya la resistencia pacífica por idealismo, sino por motivos prácticos. La resistencia violenta, en su opinión, provoca más violencia. Y en el terreno de la violencia el régimen autoritario siempre ganará. "Es verdad que resistir ante un régimen muy represivo y brutal no es fácil. Es difícil por muchas razones. Pero puede hacerse. Y ya ha ocurrido. Los egipcios encarcelados y torturados no dirán que fue un caso fácil", dice.

"El régimen depende tanto de la violencia que no debes usar como de la violencia al resistir. Si lo haces, te ves limitado a luchar con las armas de tu enemigo", prosigue. Y añade: "Si se usa la violencia, las fuerzas militares del régimen dispararán. Y el régimen tiene mucha mayor capacidad para la violencia. La represión sería extrema. Moriría mucha gente y habría miedo a resistir. Los egipcios fueron sabios. Lograron que el ejército no les disparase".

Ahmed Maher, uno de los cabecillas del Movimiento 6 de Abril en Egipto, ha explicado al diario The Daily Beast cómo descubrió los escritos de Sharp. Fue a través de Otpor, el movimiento anti Milosevic en Serbia. Otpor, a su vez, lo descubrió a través de un activista estadounidense que difundía los métodos de Sharp por los Balcanes.

Hace unos años, discípulos de Gene Sharp organizaron un taller en El Cairo, según The New York Times. Algunos activistas tradujeron al árabe fragmentos de sus obras.

Gene Sharp, en la conversación y en sus libros, multiplica los ejemplos históricos de resistencia noviolenta. Desde los plebeyos romanos en el 494 a. C. hasta la caída del imperio soviético. Pero los ejemplos contrarios -revoluciones o cambios de régimen que habrían sido imposibles sin violencia- también abundan. Los últimos intentos de revolución pacífica en Irán han fracasado.

En el último número de la revista The New York Review of Books, Brian Urquhart, ex subsecretario general de la ONU, expone algunos de los límites de la noviolencia. Primero, la resistencia pacífica pocas veces actúa sola.

Citando a Adam Roberts, editor con Timothy Garton Ash de la antología Resistencia civil y política de poder, publicada en inglés, Urquhart escribe: "Hay una red rica en conexiones entre la resistencia civil y otras formas de poder". Estas incluyen a veces la fuerza y la violencia, o la amenaza de usarlas.

Puede parecer paradójico, pero para que una revuelta noviolenta triunfe también suele ser imprescindible el concurso del régimen opresor.

Gandhi triunfó ante un imperio británico en declive. La lucha pacífica por los derechos civiles de Martin Luther King fue éxito porque la democracia estadounidense -la mayoría de la clase política y de la sociedad- ya no toleraba el anacronismo de la segregación y disponía de los mecanismos de corrección adecuados.

Así fue, también, hace veinte años, en Europa. "Fue la aceptación por parte de Gorbachov de la necesidad de cambio y reforma y su rechazo a utilizar la fuerza militar soviética contra los manifestantes en los satélites de Europa Oriental lo que hizo posibles los cambios espectacular de 1989", constata Urquhart.

Y así ha sido en Egipto. Sin la retirada de Mubarak, y si las fuerzas armadas egipcias no hubiesen acompañado la revuelta, esta no habría triunfado en 18 días.

"La voluntad de los líderes para retirarse -Gorbachov, F. W. de Klerk en Sudáfrica o, hace menos tiempo y de manera más sorprendente, Milosevic en Serbia- es crucial en el éxito de los movimientos de resistencia civil", apunta Urquhart.

Ni con Hitler ni con Stalin la resistencia pacífica sirvió.

24-II-11, M. Bassets, lavanguardia