El viernes pasado, el sol brillaba en este paraíso para los rusos. El cielo era azul intenso y las palmeras a lo largo del paseo marítimo se balanceaban con la suave brisa, mientras que la temperatura llegaba a los 29 grados centígrados antes del mediodía. No es de extrañar que Limasol sea el refugio perfecto ante el frío y húmedo otoño de Moscú. Los rusos adoran este lugar en la costa sur de Chipre.
En el parque de la ciudad hay un busto del poeta ruso Alexander Pushkin, también hay una emisora de radio rusa, periódicos rusos, una iglesia ortodoxa rusa, colegios privados en los que se pueden obtener graduados en ruso y señales con escritura cirílica. El mismo alcalde de Limasol habla ruso con fluidez y estudió en Moscú durante la era soviética.
Sin embargo, probablemente los rusos de Limasol ahora tengan motivos para preocuparse. Corren el riesgo de perder su paraíso, porque Chipre prácticamente está en bancarrota. La recesión que ha asolado a Grecia ha arrastrado a la economía de la isla, ya que ambos países mantienen estrechos vínculos empresariales. Además, los bancos chipriotas invirtieron miles de millones de euros en bonos del Gobierno griego, que ahora prácticamente no tienen ningún valor. Los bancos ya han tenido que cancelar gran parte de sus inversiones y por consiguiente, su situación es delicada.
Un gran dilema
El Gobierno del presidente Dimitris Christofias se vio obligado en verano a realizar una solicitud preventiva de ayuda a la UE. Rusia ya ha contribuido con un préstamo de 2.500 millones de euros. Ese dinero ya se ha gastado y el presidente ruso Vladimir Putin no está dispuesto a pagar otros 5.000 millones.
Ahora, los países del euro y sobre todo Alemania, tendrán que aportar una inyección de ayuda de 10.000 millones de euros para apuntalar los bancos de la isla. Como consecuencia de esta situación, la canciller alemana Angela Merkel, el ministro de finanzas Wolfgang Schäuble y sus socios europeos se enfrentarán a un gran dilema, porque un informe secreto escrito por el servicio de inteligencia exterior alemán, el Bundesnachrichtendienst (BND), destaca quiénes serán los principales beneficiarios de los miles de millones de euros que aportarán los contribuyentes europeos: los oligarcas, empresarios y mafiosos rusos que han invertido su dinero ilegal el Chipre.
A los rusos no sólo les gusta Chipre por su agradable clima. Las empresas ficticias aquí se mantienen anónimas, los bancos son discretos y los impuestos, bajos. Con el dinero sucio Chipre ha vivido un auge que ha durado mucho tiempo y a los habitantes de "Limasolgrad" aún les va bien.
La ayuda europea contribuirá a que el país estabilice su polémica "industria principal" y lo mantendrá a flote en los próximos años. En Bruselas y en las capitales de la UE, el sector financiero chipriota no goza precisamente de buena reputación. Chipre y sus bancos se consideran en general un paraíso fiscal y una base de blanqueo de dinero.
Pero denegar la ayuda no es una opción. Se transmitiría un mensaje desastroso a los mercados financieros. ¿Por qué deberían salvar los europeos a España o Italia, si ni siquiera pueden rescatar a un país minúsculo como Chipre?
Condiciones generosas
El Gobierno alemán se encuentra en una difícil posición. La situación implica importantes riesgo políticos. Merkel corre el peligro de desacreditar toda su política sobre el euro si accede a conceder el rescate a Chipre.
Los europeos tampoco podrán alegar que desconocían la situación. El BND ha analizado la situación en Chipre y luego la debatió con expertos de la "troika" integrada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo (BCE).
Las autoridades del BND no tenían buenas noticias. Formalmente, la nación cumple todas las normas para combatir el blanqueo de dinero impuestas por la UE y otros acuerdos internacionales, afirmó la agencia. El país ha aprobado las leyes necesarias y ha creado las organizaciones pertinentes. Pero añadió que se detectaron problemas a la hora de implementar esas normas. No se aplicaron debidamente.
El blanqueo de dinero se puede realizar fácilmente porque los rusos ricos pueden obtener de forma sencilla la ciudadanía chipriota, según el BND, que descubrió que 80 oligarcas accedieron de este modo a toda la UE.
Sólo en 2011, salieron de Rusia alrededor de 80.000 millones de euros y gran parte de ese dinero se canalizó a través de Chipre, según el BND. Los rusos han depositado 26.000 millones de dólares en bancos chipriotas, afirma el BND. Una cantidad que supera con creces el PIB anual de Chipre.
El BND también concluyó que si Chipre logra un rescate de la UE para poder mantenerse dentro del euro, el dinero de los alemanes y de otros contribuyentes europeos protegerá el dinero ilegal de los rusos.
Cuenta con la aprobación de la OCDE
Chipre entró en la UE en 2004 y se unió a la eurozona tres años y medio más tarde. Y, de repente, el país empezó a atraer a más personas que nunca. El número de empresas registradas se ha duplicado desde que el país entrara a formar parte de la UE. El país tuvo que reforzar sus normativas sobre blanqueo de dinero antes de que fuera aceptado en la UE, pero en la práctica sólo sirvió para acabar con los abusos más flagrantes.
Desde entonces, el modelo económico chipriota ha resultado muy atractivo. El país es un paraíso fiscal dentro de la UE, pero ha recibido la aprobación de la OCDE porque supuestamente hace lo necesario para detener el blanqueo de dinero.
Sin embargo, un documento del Parlamento Europeo sobre el crimen organizado en Rusia menciona repetidas veces a Chipre. Y en un informe del Banco Mundial sobre 150 casos internacionales de corrupción se cita a varias empresas y cuentas en Chipre.
Y ahora, de todos los países que la integran, la UE tiene que ayudar a Chipre. Comparado con los demás paquetes de rescate europeos, la ayuda prevista de 10.000 millones de euros para los bancos chipriotas es minúscula en términos financieros. Pero constituye todo un polvorín político. La parte de ayuda que tendrán que pagar los contribuyentes alemanes asciende a 2.000 millones de euros. Además, los beneficiarios de la ayuda no serán trabajadores normales ni agricultores, sino una clase de nuevos ricos inmigrantes que hacen alarde descaradamente de su riqueza sin contribuir de ningún modo a resolver los problemas del país. Las empresas registradas en Chipre tan sólo pagan un 10 por ciento en impuestos.
Los social-demócratas alemanes de la oposición [el SPD], que han votado a favor de los anteriores rescates en la crisis, están dispuestos a retar a Merkel esta vez e incluir condiciones a su aprobación a la ayuda de Chipre. Y la canciller necesita los votos de la oposición, porque la ayuda de la UE a Chipre es tan polémica en su coalición que no podrá garantizar su propia mayoría. Tal y como afirmó un confidente de Merkel: "Chipre no es un problema económico: desde hace tiempo es un problema político".