qui garantitza la seguretat de les centrals nuclears?

3 octubre 2012
Presseurop
Le Monde, Trouw, Die Welt
presseurop

Las pruebas de resistencia a las que se han visto sometidas las centrales europeas revelan un gran número de deficiencias de seguridad en las instalaciones. Y aunque los Estados miembros ya han protestado contra estos resultados, que se facilitarán a los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo del 18 y 19 de octubre, sirven para plantear la cuestión de las competencias de la UE al respecto.

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, presenta el 4 de octubre los resultados de estas “pruebas de resistencia” sobre la seguridad de los 134 reactores nucleares ubicados en la UE. Estas comprobaciones se han llevado a cabo tras la catástrofe de Fukushima, en marzo de 2011, y sacan a relucir muchas deficiencias, por lo que se calcula que, para subsanarlas, las centrales del viejo continente deberán acometer obras por valor de entre 10.000 y 25.000 millones de euros. Estas conclusiones ya suscitan airados debates entre los Estados miembros.

Le Monde refleja la "tensión entre París y Bruselas", dado que Francia, el país productor europeo más importante de energía eléctrica nuclear a través de sus 19 centrales y sus 58 reactores, sale particularmente mal parado en el informe de la Comisión:

 

Se recuerda que tanto los equipos de emergencia como los grupos electrógenos no están lo suficientemente protegidos ante elementos externos en caso de que se produjese una catástrofe natural en Francia [...] En definitiva, las centrales francesas carecen de instrumentos de medición sísmica. [...] Las autoridades francesas han tratado de atenuar el alcance de las conclusiones. [...] En París, se desconfía de cualquier intento de centralización por parte de Europa en lo que concierne a la normativa nuclear. [...] Las autoridades francesas también cuestionan si las conclusiones de esta medida avivarán el debate sobre el abandono de la energía nuclear.

En Países Bajos, el diario Trouw añade que Borssele “ha suspendido la prueba de seguridad”.

La central nuclear de Borsselle [...] no cumple las exigencias internacionales de seguridad con respecto a los riesgos de inundación. [...] Además, la central no está lo suficientemente protegida frente a terremotos.

Sin embargo, “el resultado de Borsselle no está tan mal si se compara con otras centrales de Europa”, recoge el diario, que no se refiere únicamente a “una superpotencia como Francia”, sino también a centrales en Europa del Este y a las cuatro instalaciones ubicadas en Finlandia y Suecia, en las que el sistema de refrigeración de emergencia no cumple las normas por lo que “conlleva el riesgo de que se repita lo que pasó en Fukushima (un meltdown)”.

La Comisión, sin embargo, ha felicitado a Bélgica por su manera de “comunicar las deficiencias de las centrales de Doel y de Tihange”, según explica en una entrevista concedida a Trouw un universitario que ha ayudado a la Comisión. Este verano ambas centrales se cerraron por haberse detectado fisuras en las vasijas de los reactores. El informe de la Comisión no menciona este problema, porque “la prueba no abordaba ese aspecto”.

En Berlín, Die Welt considera que “el verdadero escándalo reside en la impotencia de la UE”. El diario se indigna de que la Unión haya necesitado que un grupo de expertos trabaje durante meses verificando una a una las centrales del continente, cuando “los datos estaban ya hace tiempo sobre la mesa. Hubiese bastado con una llamada al Organismo Internacional de Energía Atómica [OIEA]”. Además,

Que las personas encargadas de llevar a cabo las pruebas de resistencia se hayan encontrado abierta y repetidamente con impedimentos por parte de los Gobiernos o de las empresas energéticas a la hora de examinar una central da una idea clara de la verdadera voluntad de transparencia que algunos Estados miembros mantienen con respecto a la energía nuclear. De este modo, una prueba de resistencia sigue siendo inevitablemente un remiendo. [...] Bruselas, que regula hasta el más nimio detalle de banalidades del día a día, no tiene competencia en cuestiones existenciales y paneuropeas como la seguridad nuclear y el almacenamiento de los residuos nucleares.

Fuentes

En la web

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Las centrales son obsoletas: ¡ciérrenlas!

5 octubre 2012
Frankfurter Rundschau

presseurop

Vlahovic

Las pruebas de resistencia realizadas por la UE aportan más motivos de los necesarios para cerrar los viejos reactores. Pero la Comisión Europea no tiene el valor de seguir el ejemplo de Alemania y prefiere apostar por costosas modernizaciones, lamenta el diario Frankfurter Rundschau.

Le faltan muchas cosas: los airbags, el sistema electrónico de estabilidad, el catalizador, los faros halógenos, un sistema de ayuda para aparcar, los elevalunas eléctricos... A nadie se le ocurriría renovar un antiguo Volkswagen Escarabajo de hace 40 años para adaptarlo a la circulación moderna, que es el doble de densa y mucho más rápida que cuando se lanzó al mercado este vehículo por primera vez. ¿Alguien estaría dispuesto a llegar al trabajo todos los días en este cacharro anticuado? Un antiguo Escarabajo de principios de los setenta no vale ni siquiera para el paseo de los domingos, porque es demasiado antiguo y no es nada original.

Evidentemente, una central nuclear no es como un coche. Una central es algo mucho más complejo, tiene una vida útil de 40 años y se modernizará con regularidad, en la medida de lo posible y si su explotador es muy estricto con respecto a la seguridad. Sin embargo, las centrales que se construyeron en los años sesenta y se conectaron a la red en los setenta, como es el caso de los reactores de primera generación en Europa, tienen algo en común con el Escarabajo. Los gastos de modernización necesarios para que cumplan las normas actuales son injustificados. El Escarabajo hace tiempo que está en el desguace y habría que hacer lo mismo con las centrales antiguas.

Una sorprendente conclusión

Sin embargo, está claro que la estrategia de la Comisión Europea no consiste en cerrarlas unas tras otra, sino en modernizarlas para conservar el parque nuclear de la Unión tal y como está. La sorprendente conclusión que saca el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, de las pruebas de resistencia realizadas en las centrales tras el desastre de Fukushima es la siguiente: el nivel de seguridad de las instalaciones es "elevado en general" y con una suma de entre 30 a 200 millones de euros por reactor se podrían remediar las deficiencias constatadas.

Esta postura concuerda con la conocida línea de la UE que, desde su creación, se ha mostrado partidaria acérrima de la energía atómica y no ha dado marcha atrás después de las casi catástrofes o catástrofes totales de Harrisburg, Chernóbil y Fukushima.

Si bien esto explica la interpretación que realiza Günther Oettinger de las pruebas de estrés realizadas en 132 reactores por sus expertos, no está justificada. En casi todas las instalaciones, se han constatado lagunas en materia de seguridad, aunque aún no se ha examinado el riesgo que plantean las nuevas amenazas como los atentados o los ciberataques y ciertos Estados miembros de la UE han dejado a regañadientes que los especialistas de Bruselas accedieran a sus reactores y a sus datos. Tan sólo se trataba de una prueba de resistencia "light" y a pesar de ello han surgido numerosas deficiencias.

Las pruebas de resistencia realizadas demuestran que la cultura de seguridad tan alabada de los explotadores de las centrales no vale gran cosa. Los expertos denuncian con un tono inusualmente fuerte el hecho de que, en algunos países, ni siquiera se han aplicado íntegramente los procedimientos fijados tras el accidente de Harrisburg en 1979 y de Chernóbil en 1986, algo que también sucede en Alemania.

Por otro lado, está claro que muchas empresas de electricidad están retrasando al máximo las obras de modernización que resultan ser muy costosas. Según los expertos de Bruselas, las inversiones necesarias podrían ascender a 25.000 millones de euros. No es casualidad si el informe de las pruebas de estrés señala que 111 de los 134 reactores se encuentran situados en centros de población donde viven más de 100.000 personas en un radio de 30 kilómetros.

Mucha resistencia

Alemania aprendió la lección de Fukushima y optó por no modernizar las centrales antiguas. Se cerraron y así permanecerán. En cuanto a las instalaciones más modernas, se ha elaborado un calendario de cierre. No es algo que tenga que ver con la angustia de los alemanes, sino que es simplemente ser precavido.

Y no se trata en ningún caso de una excepción en Europa. Bélgica y Suiza quieren dejar de recurrir a la energía nuclear para 2025, los italianos han dicho "no" al regreso de la energía atómica, el programa nuclear del Gobierno polaco se enfrenta a grandes resistencias e incluso en Francia gana terreno el escepticismo sobre la energía nuclear. El anunciado renacimiento nuclear tarda en llegar. En Finlandia y en Francia, en los dos nuevos reactores actualmente en construcción, se están produciendo varios problemas y costarán dos veces más de lo previsto.

Bruselas no tiene autoridad para imponer a los países miembros un plan de salida de la energía nuclear. La política nuclear sigue fijándose a escala nacional. Sin embargo, un comisario alemán debería tener el valor de pensar en esa dirección. Sería positivo fijar por fin la responsabilidad civil de las empresas de electricidad en caso de accidente nuclear. Y sería aún mejor reducir lo más rápido posible el riesgo de accidentes.

En la web

Desde Bruselas

La electricidad será más cara tras las pruebas

La mayoría de los 134 reactores nucleares de la UE necesita llevar a cabo reformas para garantizar la seguridad frente a posibles cataclismos. Así lo explicó el 4 de octubre la Comisión Europea al presentar las conclusiones del informe sobre seguridad nuclear de la UE en Bruselas. El coste de dichas mejoras será de entre 10.000 y 25.000 millones de euros. “Una factura que parece que pagarán los consumidores asumiendo un precio más alto por la electricidad”, advierte el Daily Telegraph.

El diario londinense señala que la Comisión Europea tomó como referencia los parámetros fijados tras el terremoto y el tsunami de marzo de 2011, tras la catástrofe de Japón que acabó con la vida de 16.000 personas y afectó a la planta nuclear de Fukushima.

Günther Oettinger, el comisario europeo de Energía, que generó una cierta polémica al calificar el accidente de Fukushima, que no causó ninguna muerte, de ‘apocalipsis’, precisó que el estándar de seguridad en Europa era 'elevado en general'.

Sin embargo, el comisario anunció que planea introducir una nueva legislación en la UE para obligar al sector nuclear a que suscriba unos seguros de responsabilidad frente a los riesgos teóricos de que se produzca una catástrofe. Al hacerlo, reconoció que

La obligación de tener un seguro implicará que aumenten los costes y se repercutirá en el precio que el consumidor paga por la electricidad. Obviamente no contribuirá a que la energía nuclear sea más competitiva.

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