Xipre, colònia russa a la Unió Europea
A este paso, la leyenda de Chipre desbordará la mitología –donde figura como patria de Afrodita– para entrar en la historia como única nación de la Unión Europea que es casi una colonia rusa.
Porque hoy en día la isla pertenece a la UE –incluso ejerce la presidencia semestral–, pero económicamente y en sus efectos políticos se mueve decididamente en la órbita de Moscú.
El principal motivo de esta rusodependencia chipriota está en las finanzas. La isla ha vivido muy por encima de sus posibilidades durante los últimos lustros y, para mayores males, ha estado económicamente tan vinculada a Grecia que la bancarrota ateniense amenaza con hundirla también. Porque este país tiene invertido el 130% de su producto interior bruto –unos 18.000 millones de euros– en deuda griega, con el agravante de que dos de los mayores bancos comerciales chipriotas están técnicamente quebrados por culpa de sus enormes inversiones en deuda pública griega. En el caso concreto del Banco Popular, la inversión asciende a 1.800 millones de euros, lo cual equivale al 10% del PIB chipriota.
Si la bancarrota virtual de la isla no se ha producido aún, se debe exclusivamente a Moscú, ya que el año pasado Chipre recibió un crédito ruso de 2.500 millones de euros a un interés del 4,5% y ahora espera recibir otro de 10.000 millones más. Pero aquel primer préstamo ya lo ha consumido Nicosia en el pago de deudas anteriores. El empréstito ruso fue concedido en parte por razones políticas, ya que el país es regido por Christofias, el antiguo secretario general del Partido Comunista chipriota (AKEL), y en la isla la influencia social y política rusa –tanto cuando existía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como ahora con la Federación Rusa– ha sido muy fuerte desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Christofias, quien habla perfectamente ruso, se doctoró en Historia en la Academia de Ciencias Sociales de la URSS.
Y también llegó la ayuda rusa en parte por razones económicas, ya que la banca rusa utiliza Chipre como su plataforma preferente del movimiento de capitales –el equivalente a unos 18.433 millones de euros en el 2011, un tercio de toda la exportación rusa de capitales– y un amplio sector del negocio inmobiliario chipriota está en manos rusas. Los vínculos financieros de todo tipo entre ambos países determinan el interés ruso por Chipre y que allá vivan habitualmente unos 15.000 rusos y que varias decenas de miles de ciudadanos de Rusia veraneen en esta isla.
Que el crédito del 2011 fuese una especie de anticipo por presuntas concesiones a la petrolera rusa Gasprom en la explotación de los yacimientos de gas hallados hace poco en aguas chipriotas puede descartarse. Y es que los yacimientos de las aguas territoriales chipriotas no tienen tanta importancia como para que tengan un valor macroeconómico, incluso si Chipre e Israel explotasen conjuntamente sus yacimientos lindantes con la isla.
3-VIII-12, V. Popescu, lavanguardia