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de Maurice Glasman a Keir Starmer, el Blue Labour

Keir Starmer no improvisa.

Su estilo y sus políticas están directamente influenciados por un pensador, Lord Maurice Glasman —trompetista, admirador de Polanyi, partidario del Brexit, es el único laborista que ha asistido a la investidura de Donald Trump— y la poderosa corriente de la que es padre: el Blue Labour.

Poco conocida en Europa continental, esta corriente inspiró a J. D. Vance y podría desempeñar un papel cada vez más importante.

Es esencial comprender sus orígenes y doctrina.
Renaud Large
26 de marzo de 2025, LeGrandContinent
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Las elecciones legislativas alemanas de febrero de 2025 han puesto fin a una larga serie de fracasos de las democracias liberales occidentales. Ante el reflujo del SPD y la CDU, que pronto formarán un gobierno de «gran coalición», la AfD consolida su posición como actor de la renovación política. Nuestro liberalismo democrático se había vendido como una promesa de emancipación y prosperidad. Ahora se tambalea a escala continental en una crisis de sentido —entre desigualdades abismales y soledad generalizada—. El sueño de un individuo liberado de toda tutela se derrumba sobre sí mismo: a fuerza de deconstruir, no queda nada. Ni pueblo, ni nación, ni estructuras intermedias para amortiguar la caída. Sólo un enfrentamiento escalofriante entre el Estado y el individuo, un mercado globalizado que aplasta las existencias y democracias al borde del colapso.

En este interregno político, Gran Bretaña sufre los mismos males. Pero su respuesta electoral es una excepción.

El Blue Labour está a punto de imponer su hegemonía en el dispositivo de Keir Starmer.

RENAUD LARGE

La victoria laborista de julio de 2024 parece remontar la corriente, a pesar del peso electoral del partido Reform y de su líder Nigel Farage. El Labour accede al poder, a contracorriente de un aumento de los populismos. Pero el gabinete de Starmer no es sólo el resultado del movimiento mecánico de un péndulo democrático oxidado: en la oposición, algunos laboristas han establecido una hoja de ruta precisa. Se basan en una sólida base ideológica. Han aprendido de los errores del New Labour y de su última experiencia en el poder, pero también de los errores del corbynismo. Si los tories han abandonado el poder debilitados, los laboristas no se limitan a «oponerse». Intentan desarrollar una estructura intelectual instruida en los errores del liberalismo agonizante. 

Starmer y su gobierno han tomado una dirección singular al retomar, al menos en parte, una tradición política abandonada: el Blue Labour.

De Maurice Glasman a Keir Starmer, cómo el Blue Labour conquistó el poder en el Reino Unido

Entre los actuales influjos del residente de Downing Street 10, esta corriente ocupa un lugar destacado. El Blue Labour está impulsado por una dinámica política transversal que lo hace irreductible a un ala derecha o izquierda del partido. Conservador, se ha liberado de la herencia culturalmente pesada de los años de Corbyn. Progresista, ha permitido salir de la rutina económica del magisterio neoliberal de Tony Blair. Su matriz ideológica llevó a los laboristas a la siguiente etapa.

Si bien el Blue Labour está en camino de imponer su hegemonía en el dispositivo de Keir Starmer, especialmente en temas de soberanía como las políticas migratorias, de seguridad y, en menor medida, de defensa, el influjo de esta corriente dentro del Partido Laborista ha experimentado altibajos. Fue fundada a principios de la década de 2010 por Maurice Glasman, un pensador iconoclasta, de inspiración posliberal, que deseaba reconectar a los laboristas con su alma obrera. Para él, el New Labour de Tony Blair había dado un peso desproporcionado al componente tecnocrático del laborismo, históricamente alojado en la Fabian Society, en detrimento de sus raíces populares encarnadas por el sindicalismo. Según él, al abrazar el liberalismo económico, el tercer camino teorizado por Anthony Giddens había alejado al partido de la gente común de forma duradera.

En la introducción de su libro Blue Labour. The Politics of the Common Good, Maurice Glasman escribe: «El Blue Labour nació durante el colapso financiero de 2008 y el oscuro crepúsculo del New Labour y del tercer camino. También es la época de la muerte de mi madre. (…) Vimos a Gordon Brown decir que ‘el destino de los laboristas era salvar el sistema bancario mundial’ y los ojos de mi madre se cruzaron con los míos, luego ella negó con la cabeza y cerró los ojos»  1. Si el blairismo pretendía ser una adaptación de la socialdemocracia al mercado, en realidad resultó ser la primera piedra de una conversión al liberalismo cultural. En cierto sentido, también preparó el eje social del corbynismo —dos vertientes perfectamente antagónicas con las aspiraciones populares—. Al lanzar esta corriente, Maurice Glasman quería recuperar la identidad «proletaria» del Labour y volver al tradicionalismo laborista impregnado de solidaridad comunitaria, arraigo cultural y dignidad humana. «Al retomar su historia, el Partido Laborista puede revitalizar Gran Bretaña (…) Los trabajadores organizados que han resistido a su desposesión y explotación han llamado a su partido, el Partido Laborista, para recordárnoslo» 2, escribió en 2011.

La corriente vivió su apogeo entre 2010 y 2015 bajo el liderazgo de Ed Miliband, entonces jefe de la oposición oficial, quien además nombró a Maurice Glasman Lord.

Ed Miliband prologó en 2011 The Labour Tradition and The Politics of Paradox, publicación de referencia del Blue Labour que reúne a sus pensadores más destacados, como Marc Stears, Jonathan Rutherford o el propio Maurice Glasman.

En su texto, el líder laborista se muestra especialmente favorable a las ideas del Blue Labour: «Las discusiones publicadas aquí están impregnadas de energía política y confianza intelectual. Estamos abiertos a nuevas ideas y nuevos enfoques (…) Históricamente, los debates en el seno del Partido Laborista han girado en torno a la elección entre ‘más Estado y menos mercado’ o ‘más mercado y menos Estado’. Este enfoque debe revisarse (…) El aporte central (…) del Blue Labour (…) se sitúa en el centro de esta discusión que ya ha revitalizado al partido y, en general, a la política, desde que dejamos el poder» 3.

Durante el gabinete en la sombra de Corbyn, el movimiento perdió considerablemente su influencia dentro del partido. Poco a poco se convirtió en una corriente de oposición al corbynismo entre 2015 y 2020, en particular a través de varios grupos de reflexión como Common Good Labour, que más tarde se convirtió en Labour Together. Desde estas organizaciones —fuera del partido— se estructura, se regenera, gana militantes, cuadros y recupera terreno frente a los equipos de Jeremy Corbyn y su doctrina.

Maurice Glasman quería recuperar la identidad «proletaria» del Labour y volver al tradicionalismo laborista impregnado de solidaridad comunitaria, arraigo cultural y dignidad humana.

RENAUD LARGE

Con la elección de Keir Starmer como líder del partido en 2020, el Blue Labour vuelve a ser una pieza central del tablero laborista y los corbynistas son expulsados de la formación. Morgan McSweeney se convierte así en director de campaña y luego en director de gabinete de Keir Starmer, después de haber dirigido Labour Together a partir de 2017. Este último es un hijo de la corriente, cuya filosofía ha inspirado en gran medida su acción. En 2010, dirigió la victoriosa campaña en Barking & Dagenham de Jon Cruddas, figura parlamentaria icónica del Blue Labour, contra la extrema derecha del British National Party. Tras las elecciones de 2024, Morgan McSweeney se convierte en director de gabinete del primer ministro Starmer. En junio de 2024, la revista The New Statesman nombra a McSweeney la persona más influyente de la izquierda en Gran Bretaña 4.

El gabinete de Starmer también está compuesto por ministros inspirados o cercanos a la doctrina del Blue Labour, como Ed Miliband, secretario de Estado de Seguridad Energética y Neutralidad de Carbono; Angela Rayner, viceprimera ministra y secretaria de Estado de Vivienda, Comunidades y Gobiernos Locales; o Lisa Nandy, secretaria de Estado de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes. Por último, una joven guardia parlamentaria también se inscribe en la línea del Blue Labour. Hay diputados del norte obrero, más allá del red wall, como Dan Carden en Liverpool, Jonathan Hinder en Pendle y Clitheroe, Jonathan Brash en Hartlepool o David Smith en North Northumberland.

El impacto de la corriente en algunas decisiones políticas del gabinete de Starmer es evidente.

La referencia constante del primer ministro al respeto de la gente común está directamente inspirada en el Blue Labour. Unos meses antes de su llegada al poder, en enero de 2024, Starmer describió «la historia de la gente común en este país» en el Civil Society Summit 5. En su discurso en la Conferencia del Partido Laborista de 2024, mencionó: «personas de la clase trabajadora común como la mía» 6. También se puede percibir la influencia del Blue Labour en el enfoque regulador del gabinete en materia de migración, en particular para preservar el mundo laboral. Ya en 2011, Maurice Glasman invitó a «establecer límites» 7 en materia de migración. En su discurso sobre inmigración de noviembre de 2024, el primer ministro Starmer mencionó: «la seguridad de nuestras fronteras [como] la cuestión más importante para los trabajadores» 8.

Glasman es ahora una figura más controvertida, pero sigue siendo influyente intelectual e institucionalmente. Invitado por el vicepresidente J. D. Vance, fue el único miembro del Parlamento británico que asistió a la ceremonia de investidura del presidente Trump en enero de 2025. Critica regularmente a los miembros de la mayoría, calificando a la presidenta del Partido Laborista, Rachel Reeves, de «dron del Tesoro» o al fiscal general, Richard Hermer, de «imbécil progresista» 9.

Invitado por el vicepresidente J. D. Vance, Maurice Glasman, fundador del Blue Labour, fue el único miembro del Parlamento británico que asistió a la ceremonia de investidura del presidente Trump en enero de 2025.

RENAUD LARGE

Una visión «postliberal» que reúne varias influencias

Sin pretender ser nostálgico ni reaccionario, el Blue Labour hace una simple observación: el hombre no existe fuera de sus vínculos. Desde esta perspectiva, la libertad no consiste en desprenderse de los demás, sino en encontrar su lugar en un orden colectivo en el que cada uno contribuye al bien común. En la visión posliberal del Blue Labour, el hombre no es una mónada aislada, sino el fruto de una historia, una cultura, una comunidad. Sólo una vuelta a las estructuras de pertenencia podría sacarnos del caos. El liberalismo económico y el progresismo cultural han destruido juntos los lazos sociales que mantenían unida a la clase trabajadora. Al desregular la economía y romper la solidaridad tradicional, hemos creado una sociedad errante, privada de identidad y de puntos de referencia.

Frente a esta constatación, el Blue Labour propone explícitamente un proyecto civilizacional: la reconquista de lo político a través del patriotismo, lo local, el sindicalismo, la cooperación entre trabajadores y el redescubrimiento del papel estructurante de las comunidades. Una sociedad no puede concebirse como un simple contrato entre individuos que buscan su interés personal, sino que debe basarse en vínculos orgánicos y una interdependencia que nos obligue a reconocer que tenemos deberes para con los demás. Glasman escribe así:

Los valores distintivos del Labour están arraigados en las relaciones, en las prácticas que refuerzan una vida ética. Prácticas como la reciprocidad, que da una forma concreta a la libertad y la igualdad en una relación activa de donación y contra-donación. La mutualidad, donde compartimos los beneficios y las cargas de una asociación. Y luego, si se establece la confianza, la solidaridad, donde compartimos activamente nuestro destino con otras personas. Estas son las formas de la acción sindical, las mutuas, las cooperativas y los sindicatos. Se ha construido sobre relaciones de confianza y mejora mutua que se han forjado entre las personas a través de la acción común. 10 

El Blue Labour también se inspira en la doctrina social de la Iglesia. Pretende luchar contra la fractura social mediante la rehabilitación de valores trascendentes como la dignidad humana.

En 2020, Glasman escribió además:

He vivido una experiencia intensa. Me quedé despierto toda la noche leyendo Laborem Exercens de Juan Pablo II, que sigue siendo la mayor reflexión sobre el sentido del trabajo que he leído nunca. Centesimus Annus de Juan Pablo II también fue revelador, al igual que Rerum Novarum de León XIII. Establecí el vínculo entre la subsidiariedad, el estatus humano del trabajador y la solidaridad como forma de comunidad política. 11

¿Cómo reconstruir lo común cuando todo ha sido nivelado? Partiendo de los trabajos de Karl Polanyi —que Glasman cita profusamente desde 1994 en el artículo «The Great Deformation. Polanyi, Poland and the terrors of planned spontaneity», publicado en la New Left Review 12—, el Blue Labour busca reinsertar la economía en la política. Postula que, para retomar el control de la economía, hay que reinsertarla en estructuras democráticas, rechazando al mismo tiempo la separación entre propietarios y trabajadores. Los bienes deben convertirse así en relacionales, estableciéndose en una reciprocidad entre el productor y el consumidor. Para los partidarios de esta corriente, seríamos, por tanto, homo reciprocans en lugar de homo oeconomicus 13.

A propósito de su libro The Politics of Virtue: Post-Liberalism and the Human Future 14, escrito en colaboración con Adrian Pabst, John Milbank, pensador cercano al Blue Labour, explica:

Defendemos una economía social de mercado, que critica tanto el mercado capitalista como el Estado burocrático, porque, como la mayoría de los pensadores comunitarios, creemos que son las dos caras de un mismo problema (…) Criticamos la idea de que, por naturaleza, una transacción económica se basa en el interés particular de las partes (…). Un intercambio económico también puede basarse en un objetivo común. No se trata de una cuestión de puro altruismo, sino de reciprocidad, que caracteriza todas las relaciones humanas cuando no se destruyen artificialmente. 15

Los autores se inspiran en el enfoque de la economía civil que encontramos en el economista italiano Luigino Bruni.

El Blue Labour propone explícitamente un proyecto civilizacional: la reconquista de lo político a través del patriotismo, lo local, el sindicalismo, la cooperación entre trabajadores y el redescubrimiento del papel estructurante de las comunidades.

RENAUD LARGE

«Para la economía social y civil, el mercado puede considerarse bueno y favorable al bien común sólo en la medida en que constituye la expresión y la concreción de una socialidad fundamental, donde comprende una dimensión mutualista y comunitaria, fuertemente arraigada en la exigencia de respeto y reciprocidad», resume Serge Audier 16. Podríamos encontrar un eco de esta idea en el concepto de «comunismo primario» del pensador David Graeber. Para él, las actividades cotidianas más estimulantes —el servicio prestado, el ocio deportivo, el encuentro humano— son el fruto de una relación basada en la solidaridad y la ayuda mutua. Se sitúan fuera del mercado. Así, considera que la gente «aplica los principios del comunismo porque es lo único que realmente funciona. (…) El comunismo ya está aquí» 17.

El discurso del Blue Labour resuena finalmente con el del solidarismo y el mutualismo francés.

A finales del siglo XIX, Léon Bourgeois establecía un principio simple: todos seríamos deudores —no en el sentido financiero del término, sino porque somos herederos de un mundo que no hemos construido—. Nuestra educación, nuestras infraestructuras, nuestras instituciones… todo ello es fruto de un esfuerzo colectivo. En su libro Solidarité, Bourgeois defiende una idea revolucionaria: el individuo sólo puede disfrutar de sus libertades si reconoce lo que debe a los demás. De ello deduce una obligación moral y política: cada uno debe contribuir al bien común, en función de sus medios, y nosotros cotizamos para devolver a las generaciones futuras la deuda que hemos contraído con nuestros antepasados. Aquí, la igualdad no es un hecho, se construye a través de la solidaridad. Como alternativa al capitalismo, Bourgeois propone otro modelo económico, más arraigado y solidario: el de las cooperativas y las mutuas. Estructuras en las que la producción pertenece a quienes la hacen posible, donde el valor no se evapora hacia los accionistas, sino que se distribuye por el territorio. Es un modelo en el que la producción está arraigada, en el que las finanzas ya no dictan su ley, en el que se valoran los oficios que mantienen a la sociedad en pie en lugar de aquellos que especulan con su ruina.

La estrategia de Glasman y el futuro europeo del Blue Labour

Maurice Glasman y el Blue Labour quieren actuar en dos etapas.

En primer lugar, rehabilitando el papel de las naciones y las comunidades políticas. En contra de la visión tecnocrática y globalizada del poder, defienden una democracia «arraigada en la vida», en la que los ciudadanos recuperan el control de las grandes decisiones. Creen en el retorno de la civilidad, la estructura de una vida común justa. Y rehabilitan, en la izquierda, el concepto de patria. En 2011, Maurice Glasman declaraba: «El Partido Laborista tiene un enorme margen para ser el partido patriótico, para afirmar que vivimos en un gran país» 18.

Los laboristas británicos no llegaron al poder por casualidad y sin estar preparados para la dureza del clima político. Unos meses después de su victoria, pudieron apoyarse en el marco intelectual y la agenda de reformas sabiamente elaboradas por el Blue Labour durante años.

RENAUD LARGE

A continuación, reconectando al individuo con un marco estructurante. El Blue Labour insiste así en la necesidad de reconstruir un pacto entre el capital y el trabajo: recrear sindicatos fuertes, favorecer la participación de los trabajadores en las decisiones estratégicas de las empresas y dar prioridad absoluta a lo local sobre lo global. La familia, la escuela, la comunidad, la empresa cooperativa… son lugares donde se reconstruye un vínculo social que el liberalismo había roto. Una sociedad que se sostiene únicamente mediante contratos y reglamentos produce vacío; el Blue Labour quiere llenar ese vacío, reconstruir una conciencia compartida del bien común, en un mundo en el que uno pertenecería a algo más grande que uno mismo. Maurice Glasman describe así las «antiguas tradiciones políticas [que] se han fundido en el movimiento laborista. (…) Por un lado, estaba el concepto aristotélico de la vida buena y el bien común. La importancia de la política, de la virtud entendida como la búsqueda de una vida común entre intereses divergentes, se trasladó a la vida política de la nación» 19. Una sociedad en la que la libertad deja de ser una quimera individualista y materialista para volver a ser una conquista colectiva y trascendente.

Los laboristas británicos no llegaron al poder por casualidad y sin estar preparados para la dureza del clima político. Pocos meses después de su victoria, pudieron apoyarse en el marco intelectual y la agenda de reformas sabiamente elaboradas por el Blue Labour durante años. Con un enfoque posliberal innovador, lograron renovar un software ideológico como pocas otras corrientes socialistas en Europa. El futuro dirá si esta fórmula logra contener o hacer retroceder el avance electoral del partido de Nigel Farage.

Sea como fuere, el resto de la izquierda continental haría bien en interesarse más de cerca en los aggiornamentos de los laboristas británicos y en aprender la lección del Blue Labour. De hecho, se encuentran rasgos distintivos del Blue Labour en otras corrientes políticas europeas: la socialdemocracia escandinava con su arraigo local y sindical, la economía social y solidaria en Italia, España o Francia, con cooperativas como Myosotis en Brescia, Mondragón en el País Vasco o la red de mutualidades francesa. Por lo tanto, es legítimo preguntarse si el modelo del Blue Labour podría exportarse a Europa continental. Es una posibilidad que podría contener a la derecha radical —y que requeriría intensificar los intercambios entre los actores europeos para hacer surgir una cultura política común—.

Notas al pie
  1. Maurice Glasman, Blue Labour, the politics of the common good, Londres, Polity Press, 2022.
  2. « Maurice Glasman : my Blue Labour vision can defeat the coalition », The Guardian, 24 de abril de 2011.
  3. The Labour tradition and the politics of paradox.
  4. « The left power list 2024 », The New Statesman, 4 de junio de 2024.
  5. Keir Starmer’s speech to Civil Society Summit – The Labour Party
  6. Keir Starmer speech at Labour Party Conference 2024.
  7. « Immigration should be frozen, says Miliband adviser », The Telegraph, 18 de julio de 2011.
  8. Keir Starmer immigration speech : Read full transcript as Prime Minister slams Tories’ ‘open borders experiment’ – LabourList
  9. Eleni Courea, « Labour peer calls for ‘arrogant’ attorney general to be sacked », The Guardian, 10 de febrero de 2025.
  10. The Labour tradition and the politics of paradox.
  11. Lord Glasman : How Catholic Social Teaching rescued me from an academic crisis
  12. Maurice Glasman, The Great Deformation : Polanyi, Poland and the Terrors of Planned Spontaneity, NLR I/205, May–June 1994.
  13. Serge Audier, La cité écologique, pour un éco-républicanisme, Éditions de la Découverte, 2020.
  14. Adrian Pabst et John Milbank, La politique de la vertu. Post-libéralisme et avenir humain, Desclée De Brouwer, Londres, 2018.
  15. John Milbank : « Le libéralisme est une erreur anthropologique », Le Figaro, 27 de abril de 2018.
  16. Serge Audier, La cité écologique, pour un éco-républicanisme, Éditions de la Découverte, 2020.
  17. David Graeber, Révolutions à l’envers, Paris, Rivages, 2024.
  18. « Next election is ours, says the patriotic voice of ‘blue Labour’ », The Times, 14 de mayo de 2011.
  19. Maurice Glasman, Blue Labour. The Politics of the Common Good, Londres, Polity Press, 2024.
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