*Cómo China ha convertido Europa en su «espacio útil»*, Jean-Michel Valantin
Esta es la primera parte de una investigación en dos partes de Jean-Michel Valantin sobre Europa y la gran estrategia de China en un planeta desregulado.
Dimensiones de una Gran Estrategia
Del 25 al 27 de abril de 2019, la segunda Cumbre de la Nueva Ruta de la Seda («Belt & Road Initiative»), que se celebra en Pekín, atrae a representantes de más de 137 países, a los más altos dignatarios de organizaciones internacionales, entre ellos el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, y a más de 41 jefes de Estado y de gobierno1. Estos últimos son cofirmantes de la declaración final. Entre ellos figuran los presidentes o primeros ministros de Rusia, Bielorrusia, Chipre, República Checa, Portugal, Serbia, Suiza, Austria, Hungría e Italia2. Además, Francia y otros Estados europeos enviarán representantes de alto nivel.
El 10 de abril de 2022, seis jumbos de las fuerzas aéreas chinas sobrevuelan el sur de Europa y aterrizan en Serbia y le entregan sistemas de misiles tierra-aire, completando un pedido de drones de combate chinos que se entregarán a Belgrado en 20203.
En China, el verano de 2022 está marcado por una sequía histórica, cuyas consecuencias incluyen una importante disminución del rendimiento del arroz4, lo que obliga al país a importarlo, mientras que los principales países productores, en particular India y Pakistán, sufren una ola de calor que dura más de un mes, y enormes inundaciones que desplazan a más de treinta y tres millones de personas.
En enero, febrero y marzo de 2023, los más altos funcionarios de Estado de la República Popular China multiplican sus declaraciones y gestos de apoyo explícito y firme a Rusia y a su presidente Vladimir Putin5.
Esas fechas son sólo algunos ejemplos, entre muchos otros, de las diferentes formas, escalas y propósitos entrelazados de la gran estrategia de influencia de China en Europa y en el mundo.
Europa es uno de los principales escenarios de operaciones de la gran estrategia china.
JEAN-MICHEL VALANTIN
La expresión y puesta en escena de esos gestos políticos y estratégicos se enmarcan explícitamente en el contexto de la guerra de Ucrania y de la rápida escalada de tensiones entre China y Estados Unidos6.
Europa es uno de los principales escenarios de operaciones de la gran estrategia china. Las modalidades y consecuencias de tal estrategia en Europa deben entenderse en su especificidad, en particular por su combinación cada vez más fuerte con los efectos de la guerra en Ucrania, la inflación generalizada y, en particular, los precios de los productos agroalimentarios, mientras que, en todas partes, las consecuencias del cambio climático se entrelazan con las situaciones estratégicas7.
Comprender la gran estrategia china
Los efectos geopolíticos son tan profundos como poderosos. Sin embargo, parece existir una gran incomprensión de los objetivos, conceptos fundamentales y modalidades de esta gran estrategia entre muchos Estados europeos y la opinión pública8.
La falta de comprensión, o incluso la incapacidad de identificar la aplicación de la gran estrategia china, en sus distintos niveles y en su coherencia, es tanto más peligrosa cuanto que Europa está sometida actualmente a tensiones cada vez mayores debido a la guerra de Ucrania, a las estrategias directas e indirectas de Rusia y a las de Estados Unidos.
En efecto, China se ha convertido en un actor estratégico en Europa, un actor que transforma países, regiones y el continente en «espacios útiles» para sus propias necesidades. Tal actividad estratégica se ve reforzada por la adaptación del país por parte de los estrategas chinos a los efectos masivos del cambio climático en el continente euroasiático.
De China y Serbia
El 6 de abril de 2022, seis grandes aviones de la fuerza aérea china sobrevuelan en formación los Balcanes y aterrizan en Serbia. Entregan baterías de misiles tierra-aire HQ-22. El espectacular vuelo se completa el 30 de abril con la presentación de las baterías de misiles a la prensa en un recinto militar del ejército serbio. Pero esa entrega completa en realidad la que se hizo en 2020 de seis drones de combate CH-92 A «Cai Hong» (arco iris), conocidos como «Pterodáctilos 1». Esos drones tienen una autonomía de ocho horas, un alcance de 250 km y están equipados con misiles guiados por láser. Compras adicionales podrían elevar el número a veinticuatro. Además, esas entregas de sistemas de armas van acompañadas de transferencias de tecnología china a Serbia9.
Tales entregas y transferencias permiten a China ayudar a Serbia a desarrollar una importante capacidad de disuasión convencional en un momento en que sus relaciones con Kosovo, donde se encuentran las tropas de la KFOR, la fuerza de la OTAN instalada allí desde 1999, son cada vez más tensas10. Sin embargo, la propia naturaleza de esos sistemas de armamento exige comprender su significado político, geopolítico y estratégico desde la perspectiva china.
Tales entregas y transferencias permiten a China ayudar a Serbia a desarrollar una importante capacidad de disuasión convencional en un momento en que sus relaciones con Kosovo, donde se encuentran las tropas de la KFOR, la fuerza de la OTAN instalada allí desde 1999, son cada vez más tensas.
JEAN-MICHEL VALANTIN
De hecho, la función específica de las baterías de misiles tierra-aire es la de ser dispositivos de denegación de acceso a zonas definidas por su alcance, así como de defensa antiaérea. Sin embargo, la historia estratégica china reciente está marcada por el bombardeo de la embajada china en Belgrado el 7 de mayo de 1999, durante la campaña de ataques aéreos de la OTAN contra Serbia, acusada de limpieza étnica en Kosovo y de constituir una amenaza para la seguridad internacional11.
El ataque, llevado a cabo por un bombardero furtivo B-2 de la Fuerza Aérea estadounidense, consistió en el lanzamiento de cinco bombas guiadas sobre la embajada. Aunque la administración de Clinton y la OTAN se disculparon inmediatamente después del bombardeo y repitieron que el ataque había sido un error de programación, la reacción de Pekín y de la opinión pública china fue muy fuerte y estuvo marcada por una intensa ira, y se calificó de «ataque bárbaro y violación flagrante de la soberanía china»12.
En ese contexto histórico, la instalación de baterías chinas de misiles tierra-aire en Serbia parece ser una forma singular de reforzar la soberanía territorial serbia, especialmente de su espacio aéreo, vinculándose y entrelazándose con la restauración a posteriori de la soberanía china en Serbia. Y ello mediante la instalación por parte del ejército serbio de una verdadera «pequeña muralla aérea» entregada por el ejército chino.
El refuerzo de las defensas serbias por parte de China permite así extender la soberanía china a la de Serbia. En efecto, al dotar al Estado serbio de medios de disuasión y de guerra aérea, China proporciona a Serbia los medios para reforzar su soberanía territorial y su influencia. Y en un movimiento dialéctico recíproco, tal afirmación de la soberanía serbia por medios chinos también permite que la soberanía china se extienda a Serbia, entrelazándose así con la soberanía serbia. Así, China también proporciona a Serbia los medios para afirmar no sólo su soberanía, sino también su autoridad e influencia, convirtiéndose en inseparables de las de China, en el sur de Europa.
La instalación de baterías chinas de misiles tierra-aire en Serbia parece ser una forma singular de reforzar la soberanía territorial serbia, especialmente de su espacio aéreo, vinculándose y entrelazándose con la restauración a posteriori de la soberanía china en Serbia.
JEAN-MICHEL VALANTIN
La autoridad e influencia «conjuntas» de Serbia y China se despliegan también frente a las numerosas capacidades estadounidenses presentes en la región. Así, las capacidades militares estadounidenses, aunque incomparablemente mayores en términos de capacidad, se enfrentan a una estrategia de disuasión convencional posibilitada por la asociación serbio-china, que se sitúa «en medio» del sur de Europa y de la red de bases estadounidenses allí presentes13.
Pero la cooperación entre China y Serbia no se detiene en el ámbito militar. Al contrario, se extiende a muchos ámbitos civiles. Por ejemplo, desde principios de 2010, empresas chinas están renovando y reconstruyendo las carreteras, autopistas y puentes del país, y construyendo otros nuevos. Una empresa metalúrgica china se ha hecho cargo y ha reactivado la altamente contaminante metalurgia de Smederovo, y el acero se produce y exporta a China a través de esa renovada red de transporte14, que está conectada con otras obras chinas del mismo tipo en el sur de Europa, incluidos los Balcanes, como en Macedonia, Bosnia-Herzegovina, Croacia, en Eslovenia, Bulgaria, Grecia e Italia15.
El sur de Europa y la nueva Ruta de la Seda
En la misma dinámica, las empresas chinas también están en proceso de duplicar la red ferroviaria en Serbia y otros países balcánicos, con el fin de integrar a los países del sur de Europa y al puerto de el Pireo en la enorme infraestructura continental de la «Nueva Ruta de la Seda China», también conocida como «Belt & Road Initiative» (B&R)16.
En este último caso, el puerto del Pireo en Atenas, un importante puerto comercial para el tráfico entre Grecia, el sur de Europa y el Mediterráneo, es propiedad en un 80% de la China Ocean Shipping Company (COSCO), el mayor armador del mundo y una empresa estatal china17. Cabe señalar que el Pireo es también un puerto clave para la Sexta Flota de la Marina estadounidense y para las operaciones marítimas de la OTAN.
Las empresas chinas también están en proceso de duplicar la red ferroviaria en Serbia y otros países balcánicos, con el fin de integrar a los países del sur de Europa y al puerto de el Pireo en la enorme infraestructura continental de la «Nueva Ruta de la Seda China»
JEAN-MICHEL VALANTIN
Así, desde Belgrado hasta Atenas, las capitales balcánicas, las zonas de producción industrial y agrícola, así como los centros políticos, están vinculados a Pekín a través de la renovación, por parte de empresas chinas, de las rutas viarias y ferroviarias que atraviesan los Balcanes hasta el Pireo. Así, la compra de puertos como el del Pireo, las inversiones directas y la utilización de empresas chinas de obras públicas, que de hecho pasan a formar parte del tejido económico de los países afectados, crean múltiples redes de influencia que van de lo local a lo internacional.
Las vías de comunicación terrestres se conectan después con otras redes marítimas o terrestres, que llegan hasta Estambul. A continuación, se pone en marcha un enlace ferroviario entre Turquía y China a través de Georgia, Azerbaiyán y Kazajstán, tanto por trenes de mercancías como por trenes de pasajeros de alta velocidad. Esa gigantesca «iniciativa» se extiende desde China a Eurasia, así como a África y América Latina18.
Europa y la Nueva Ruta de la Seda
En septiembre de 2013, desde Astana, la capital de Kazajistán, Xi Jinping, presidente de la República Popular China, anunció el lanzamiento de la «Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda». El nombre de esa gran estrategia, de alcance fenomenal, hace referencia a las relaciones comerciales que se han desarrollado entre China, India, Asia Central, Rusia y Europa Oriental y Occidental desde la Antigüedad y el siglo XV. Pero el historiador británico Peter Frankopan extiende la temporalidad hasta el siglo XXI, demostrando cómo la Ruta de la Seda ha continuado hasta nuestros días, con importantes cambios de dirección19. Después se extendió a los enfrentamientos mundiales del siglo XX y la Guerra Fría, antes de convertirse en un importante corredor de la globalización.
La «Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda», también conocida como «Iniciativa del Cinturón y la Ruta», adquiere un significado geopolítico singular, a la vez como forma china de globalización y como forma de sinización de esta última20. La «Nueva Ruta de la Seda» es, de hecho, un programa de desarrollo de infraestructuras de transporte destinado a unir China y el resto del mundo mediante la construcción de enormes segmentos de carreteras, ferrocarriles, transporte marítimo, espacial y ciberespacial21.
Pero si la «Belt and Road Initiative» inaugurada en 2013 se inscribe en esta profundidad histórica, es ante todo una Gran Estrategia que pretende responder a las prodigiosas necesidades de China y a su crecimiento, hasta el punto de convertirse en lo que aquí llamamos el «Imperio de la Necesidad». Así es como describimos la singularidad de la China contemporánea, porque nos permite comprender el gigantesco sistema de sistemas de necesidades que su crecimiento hace de la China contemporánea, así como los modos y las apuestas profundamente singulares de su proyección en el mundo, incluida Europa22.
«El imperio de la necesidad«
Esta necesidad, que busca reservas de recursos a escala planetaria, surgió en realidad a partir de 1978. Ese año, tras la Revolución Cultural y el terremoto político provocado por la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping lanzó las «cuatro modernizaciones» necesarias para el desarrollo tanto de China como del «socialismo a la china». Las «cuatro modernizaciones» se refieren a la industria y el comercio, la educación y la ciencia, los asuntos militares y la agricultura23. La realización conjunta de las «cuatro modernizaciones» debe garantizar el desarrollo de China y el enriquecimiento del pueblo necesarios para esa fase del proyecto socialista chino24.
Los industriales estadounidenses y europeos financiaron, aplicaron y llevaron a cabo la revolución industrial y urbana china.
JEAN-MICHEL VALANTIN
Así, la puesta en marcha de las «cuatro modernizaciones» está conduciendo a China a una fase de crecimiento industrial, económico y urbano sin parangón. La evolución del PIB chino es una expresión especialmente significativa de ello. Si en 1970, en plena Revolución Cultural, el PIB chino era de 63 500 millones de dólares, pasó a 189 500 millones en 1980, 326 600 millones en 1990, 2 100 000 millones en 2000, más de 6 000 000 millones en 2010 y 20 256 000 millones en 2022. En la misma línea, mientras que sólo el 20% de la población china era urbana en 1980, más del 55% de los 1 400 millones de chinos ya vivían en ciudades en 201525.
Uno de los motores más potentes de esta fenomenal dinámica es la instalación en China de parques industriales europeos y norteamericanos, que se trasladaron allí masivamente a partir de los años ochenta, atraídos por las «zonas francas costeras» creadas por Deng Xiaoping en el marco de las «cuatro modernizaciones». Así, de hecho, los industriales estadounidenses y europeos financiaron, aplicaron y llevaron a cabo la revolución industrial y urbana china26.
Por ejemplo, el auge de la construcción urbana y de autopistas en China requirió la expansión de la producción nacional de concreto. En 1985, China se convirtió en el primer productor mundial de cemento, produciendo algo más de 2.3 millones de toneladas al año, antes de pasar a producir casi 2 500 millones de toneladas de los 4 700 millones de toneladas mundiales. Para ello, China importa el 60% de los 30 mil millones de toneladas de arena marina que se extraen cada año. Entre 2011 y 2014, China extrajo tanta arena como Estados Unidos en todo el siglo XX27.
Dado que la arena es el componente básico del cemento, el crecimiento de China está provocando una carrera mundial por la arena. Como consecuencia, se está produciendo una extracción masiva de arena en Indochina, Camboya y Marruecos, entre otros países, todos ellos miembros de la «Ruta». Esos países se están convirtiendo así en las cuencas de recursos tanto para el mercado inmobiliario chino como para la dinámica de construcción de infraestructuras de transporte terrestre, requisito indispensable para la ampliación de la «Nueva Ruta de la Seda». La potencia de esta dinámica es tal que tiene efectos a escala planetaria, por lo que tiene, entre otras cosas, efectos aceleradores tanto sobre la erosión de las costas, a medida que el nivel de los océanos aumenta cada vez más rápidamente debido al cambio climático, como sobre las emisiones de gases de efecto invernadero28.
Este contexto definido por el crecimiento chino confiere así a la «Nueva Ruta de la Seda» todo su significado geopolítico. En efecto, la «Ruta» no pretende extender un «modelo chino» al resto del mundo. Al contrario, los múltiples segmentos que integra deben entenderse como componiendo un gigantesco «canal planetario» que fluye hacia China, sin por ello, y contrariamente a Estados Unidos29, difundir un «modelo chino», es decir, un sistema de normas y valores propios de China30 en el mundo31. Este «canal planetario» permite así transferir a China todos los recursos naturales, semielaborados, financieros, intelectuales y humanos que el «Reino del Medio» necesita para llevar a cabo su Gran Estrategia de Desarrollo.
En efecto, la «Ruta» no pretende extender un «modelo chino» al resto del mundo. Al contrario, los múltiples segmentos que integra deben entenderse como componiendo un gigantesco «canal planetario» que fluye hacia China.
JEAN-MICHEL VALANTIN
El «Gran Canal Planetario»: segmento norte y adaptación al cambio climático
Si antes vimos cómo la «Ruta» se extiende en el Sur de Europa hasta los Balcanes y Europa Central, en el Norte de Europa uno de los segmentos marítimos de la Nueva Ruta de la Seda consigue llegar hasta Islandia, atravesando el Océano Ártico para alcanzar el Atlántico Norte. Esa extensión septentrional se está logrando mediante una forma única de adaptación china a los efectos del cambio climático32.
Así, el 10 de octubre de 2016, con motivo de la cumbre anual del Consejo Ártico celebrada en Reikjavik, la capital de Islandia, Ding Nong, vicedirector general de la China Shipping Ocean Company (COSCO), el mayor armador de China y el mayor propietario de buques del mundo, afirma: «A medida que el clima sigue calentándose y los hielos retroceden aún más, el Paso del Nordeste (que va desde el estrecho de Bering hasta Noruega a lo largo de la costa rusa) se perfila como un nuevo enlace entre Asia y Europa. COSCO es optimista sobre el futuro de la Ruta del Norte y del transporte marítimo comercial en el Ártico”33.
El trasfondo de tal declaración es la apertura por parte del Estado ruso de la «Ruta del Norte», un corredor marítimo que se extiende desde el estrecho de Bering hasta Noruega a lo largo de la costa siberiana, desde finales de la década de 2000. Este nuevo corredor marítimo conecta el Pacífico y Asia con Europa y es cada vez más navegable debido al cambio climático. El calentamiento resultante es de dos a cuatro veces más rápido que en el resto del planeta, lo que reduce el periodo de congelación en el Ártico, así como el espesor de la capa de hielo, que es aún más frágil. Además, desde 2016, Rusia ha puesto en marcha una nueva generación de rompehielos supernucleares para mantener abierta la Ruta del Norte durante todo el año34.
Desde 2013, la Ruta del Norte ha ahorrado a los buques asiáticos casi diez días en su camino hacia Europa, y cada vez son más los cargueros chinos que la utilizan. La Ruta del Norte se ha convertido así en la «Ruta de la Seda del Ártico», que permite a China convertirse en una potencia marítima y comercial en el norte de Europa y el Atlántico Norte y extender allí su influencia y poder de atracción. Así, en 2013, el Consejo Ártico concedió a Pekín el estatus de Nación Cercana al Ártico, y en 2014, Pekín había firmado acuerdos bilaterales con todos los países europeos miembros del Consejo Ártico, desde Islandia, Dinamarca, Groenlandia, Finlandia, Noruega, Suecia y Rusia35.
En 2013, el Consejo Ártico concedió a Pekín el estatus de Nación Cercana al Ártico, y en 2014, Pekín había firmado acuerdos bilaterales con todos los países europeos miembros del Consejo Ártico, desde Islandia, Dinamarca, Groenlandia, Finlandia, Noruega, Suecia y Rusia.
JEAN-MICHEL VALANTIN
En otras palabras, mientras que China llega al sur de Europa por tierra, y por tanto a través del segmento de la «(ruta) terrestre y el mar Mediterráneo», llega al norte de Europa principalmente por mar, completando así el segmento europeo del «cinturón marítimo». En la misma línea, la China National Petroleum Company, uno de los gigantes energéticos chinos, está firmando acuerdos de exportación de gas y petróleo con Equinor36, su homóloga noruega, que se está convirtiendo en uno de los diez principales proveedores de petróleo de China. CNPC está haciendo lo mismo con los gigantes rusos Rosneft37, para el petróleo, y Gazprom, para el gas natural38. La «Ruta de la Seda del Ártico» sigue desempeñando así su papel de «canal planetario para que los recursos», en este caso europeos y atlánticos, fluyan hacia China.
Europa como «granero”
Esta extensión de la Nueva Ruta de la Seda china a toda Eurasia, incluida Europa, se extiende en gran medida al ámbito agrícola.
En Francia, por ejemplo, en marzo de 2015, una empresa china compró 1 700 hectáreas de tierras de cultivo y 900 hectáreas en la región de Allier. Desde entonces se han comprado otros miles de hectáreas de tierras de cultivo y sus cosechas39. En 2021, China compró más de 600 mil toneladas de trigo francés y casi un millón de toneladas de trigo ucraniano y 5 millones de toneladas de maíz. En 2022, mientras arrecia la guerra en Ucrania, China importa casi 1.5 millones de toneladas de trigo. Al mismo tiempo, las importaciones chinas de productos agrícolas europeos alcanzan niveles récord40. La misma dinámica se da en muchos otros grandes países agrícolas, entre ellos Brasil, lo que permite a China acumular reservas de cereales que representan casi un año y medio de existencias para la población china y cerca del 51% de las reservas mundiales de trigo41.
Sin embargo, aunque en 2021 las importaciones chinas de cereales ucranianos superaron todos los récords, cabe señalar que, en 2022, la repentina caída de las exportaciones ucranianas provocada por la ofensiva rusa, y debida en particular al bloqueo de los puertos ucranianos por la marina rusa durante varios meses, se vio acompañada por la apertura del mercado chino a las importaciones de cereales rusos. El repentino aumento de los volúmenes comerciales entre Rusia y China vino acompañado de la inauguración de un nuevo puente ferroviario que incrementó el tráfico entre ambos países42.
Esas importaciones masivas, materialmente posibles gracias a la infraestructura «del Cinturón y de la Ruta», no sólo permiten a China importar los productos alimenticios necesarios para satisfacer las enormes necesidades alimentarias de su población, sino también acumular existencias de cereales correspondientes a año y medio de consumo, es decir, el 51% de las existencias mundiales de cereales.
Las importaciones de cereales europeos se han visto complementadas desde 2015 por la adquisición de Syngenta, el gigante suizo de semillas y productos fitosanitarios, por parte de ChemChina, que ahora posee el 82% de la misma43. Asimismo, cantidades significativas de las semillas y productos fitosanitarios utilizados en Francia son producidos por Syngenta, garantizando y asegurando así las condiciones de una agricultura intensiva, cuyos productos pueden ser comprados por empresas chinas y transportados a China a través de la Nueva Ruta de la Seda.
Syngenta también opera en Ucrania y Rusia, por lo que es uno de los actores de estas producciones agrícolas nacionales necesarias para el mercado agroalimentario chino. Así pues, la «Nueva Ruta de la Seda» garantiza tanto la seguridad como la soberanía alimentarias del Reino del Medio mediante la creación de un sistema global de producción y transporte de recursos, con una producción y una cadena de valor garantizadas en la medida de lo posible por las inversiones y asociaciones chinas44.
De Europa como «espacio útil»
La Gran Estrategia de China, que se despliega sincrónicamente a lo largo de las fachadas meridional, septentrional y euroasiática de Europa, revela la «utilidad» de los países europeos para China y, por tanto, la conceptualización estratégica del espacio propia de los estrategas y responsables chinos45. Para captar esta singularidad, es necesario entenderla en su diferencia con la historia europea y occidental. En la tradición occidental, los caminos forman parte de la historia de las calzadas romanas, que fueron el medio de la expansión del imperio y configuraron y organizaron el paisaje europeo al ser el medio del avance de las legiones, del régimen imperial, del latín, de la civilización romana y de la organización territorial de Roma. El poder del modelo de los «caminos» romanos era tal que sigue sustentando la organización territorial contemporánea46.
La filosofía que subyace a la «Iniciativa del Cinturón y de la Ruta», cuyos múltiples segmentos conforman la «Nueva Ruta de la Seda», es profundamente diferente. Los espacios fuera de China son, como en el juego del Go, o bien «útiles» para apoyar la estrategia china y se consideran «vivos», o bien inútiles para el progreso estratégico y, por tanto, se consideran «muertos»47. Pero esa «utilidad» no pretende desplegar un modelo de civilización, sino garantizar que los espacios en cuestión apoyen la respuesta a las distintas familias de necesidades específicas de China y su desarrollo.
Los espacios fuera de China son, como en el juego del Go, o bien «útiles» para apoyar la estrategia china y se consideran «vivos», o bien inútiles para el progreso estratégico y, por tanto, se consideran «muertos».
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Pero para que esa «utilidad» sea sostenible, los «espacios útiles» deben seguir siéndolo y, por tanto, recibir apoyo para mantenerse como tales. De ahí, entre otros ejemplos, el auge rápido y global de la «Ruta Sanitaria de la Seda» durante lo peor de la pandemia, con el envío por parte de China de mascarillas y material sanitario a los países situados a lo largo de la «Ruta», entre ellos, como hemos visto y entre otros, Serbia, pero también Hungría, Grecia, etc., donde las inversiones en infraestructuras de transporte, como autopistas o el puerto del Pireo, así como en industrias agroalimentarias europeas y en tierras cultivables son masivas48.
Este planteamiento crea así un gigantesco «circuito cerrado» que garantiza que el movimiento de la capacidad de China para difundir tanto sus productos como su capacidad para conseguir que los países «útiles» contribuyan a satisfacer sus necesidades, sobre todo en forma de exportaciones e inversiones en Europa, produce los bienes de todo tipo necesarios para satisfacer el inmenso sistema de necesidades de la propia China.
Frente al cambio climático: la seguridad alimentaria china y la inseguridad climática
La dimensión agroalimentaria de este enfoque reviste especial importancia debido a la vulnerabilidad de China al cambio climático y a las estrategias de adaptación puestas en marcha para mitigar sus efectos y garantizar al mismo tiempo la seguridad alimentaria de los 1 400 millones de ciudadanos chinos.
La seguridad alimentaria de China incluye los efectos del cambio climático en la productividad agrícola, dado que el país tiene el 8% de la tierra cultivable del mundo y el 20% de la población mundial49. Por lo tanto, cualquier amenaza para la alimentación pone en peligro la cohesión social y política del país, que es también una civilización-continente. La conciencia del gobierno chino sobre el peligro que supone el cambio climático se remonta al periodo 2006-2011, cuando fenómenos meteorológicos extremos azotaron las principales zonas de producción agrícola del mundo durante casi cuatro años seguidos. Los arrozales chinos también se vieron afectados50.
Esta alerta inicial llevó al gobierno chino a promover la compra o el arrendamiento de tierras cultivables por parte de empresas chinas en todo el mundo. Desde 2013, esta política ha cambiado en gran medida de escala debido a la integración de grandes países agrícolas como Rusia y Ucrania en la Nueva Ruta de la Seda.
La vulnerabilidad agroclimática de China no deja de empeorar, hasta el punto de que los años 2021 y 2022 est&aacu