> *Fouché, el genio tenebroso*, Kim <
Kim adapta la biografía de Stefan Zweig sobre este político sin escrúpulos en una novela gráfica con un dibujo de orfebrería
Fouché es contemporáneo de Robespierre, Danton, Marat… sin embargo su nombre es mucho menos conocido pues optó por ejercer el poder desde la sombra. La discreción era una de sus mejores armas. También la paciencia, como la que demostró para recabar durante años informes secretos de las personalidades más importantes de Francia a través de una red de espías e informadores entre los que había la misma mujer de Napoleón. Fouché consiguió buena parte de esas informaciones siendo ministro de policía y del interior, con lo que este fiel seguidor de Maquiavelo demostró ser también un pionero de eso que ahora llamamos las cloacas del estado. Fouché fue un comisario Villarejo avant la lettre.
La vida de este controvertido personaje la contó Stefan Zweig, autor de El mundo de ayer o de Momentos estelares de la humanidad, en una biografía que fascinó al historietista Kim. Tanto le gustó que decidió adaptarla en un suntuoso álbum de cómic en color directo que arrastra al lector por el torbellino de una historia llena de giros y que se apoya en la deslumbrante minuciosidad gráfica de sus imágenes. Kim ha hecho un trabajo mayúsculo, un verdadero tour de force gráfico.
Cada viñeta es una deliciosa miniatura que contiene una inagotable riqueza de detalles. El autor ha puesto en estas página todo su talento como dibujante y también todo su amor por este medio que es el cómic. Porque la paciencia que exige dibujar un álbum así solo se entiende desde un amor absoluto a eso que ahora llamamos novela gráfica y que siempre ha sido un arte más modesto, el arte de los tebeos.
Kim es respetuoso con la obra original de Zweig y por eso este cómic tiene mucho texto. Casi todas las viñetas cuentan con una cartela en la parte superior con el texto en off del narrador. Sin embargo, la historia de Fouché y los continuos cambios de escenario y de situación, hacen que pese a la densidad de texto, la obra se lea con pasión y sin que el interés decaiga.
Ahí también juega Kim con la fuerza de su dibujo. El detallismo es tal que es obligado detenerse en esas viñetas. No es solo el texto el que nos obliga a una lectura pausada, también el dibujo que trata cada viñeta como una miniatura, como una filigrana de orfebrería. Kim utiliza una estructura de página rígida, basada en una retícula de tres tiras por dos viñetas, para que el lector se concentre en el contenido, para subrayar que la fuerza del relato está en las viñetas.
Y para reforzar esa sensación, las viñetas de Kim están siempre delimitadas por una gruesa línea de contorno. Encerrando la imagen sobre sí misma. No permitiendo que nada escape de ahí sobrepasando el marco de la viñeta como sucede en muchos cómics que buscan el dinamismo en sus páginas.
El apunte
Un cuadro por portada
Cualquier portada de libro desea llamar la atención e invitar a hojear sus páginas interiores. En Fouché. El genio tenebroso, Kim firma un dibujo realizado con un detallismo extremo. Como si se tratara de uno de esos cuadros que adornan las casas de los nobles o de los reyes que aparecen en esta historieta. Una portada con un primer plano del propio Fouché, mirándonos con frialdad y sin ninguna expresión. Enseguida entendemos que se trata de alguien capaz de cualquier maquinación. A ambos lados de la imagen vemos unas cortinas, como si estuvieran ahí para advertirnos que tras la portada empieza la función. Y así es. Tras la portada nos espera el espectáculo de un gran libro de cómic.