França, sistema electoral per a les presidencials

    Elecciones presidenciales de Francia: ¿quiénes son los candidatos, cómo funcionan las votaciones y qué está en juego?

    Los franceses eligen a su presidente en abril, una votación crucial para Francia y clave para Europa. El presidente Emmanuel Macron es el favorito para ganar, pero la carrera se ha puesto reñida.

7 de abril de 2022

PARÍS — Los franceses acuden a las urnas este mes para elegir a su presidente, el cargo más poderoso de Francia y que tiene un control considerable de la política interior y exterior, en uno de los Estados miembro más poblados e influyentes de la Unión Europea.

La guerra en Ucrania ha dominado la cobertura informativa en Francia y ha eclipsado en gran medida la campaña. El presidente Emmanuel Macron ha sido acusado de utilizar su condición de líder en tiempos de guerra y de diplomático en jefe de Europa para evitar enfrentarse a sus oponentes y llegar a un segundo mandato, y algunos críticos se preocupan de que la campaña desigual haya carecido de un debate sustantivo.

Sin embargo, la carrera se ha abierto recientemente con el auge de su principal contrincante, Marine Le Pen, la líder de extrema derecha con una plataforma anti-UE, anti-OTAN y pro-Rusia que repercutiría globalmente si llega a ganar.

Esto es lo que hay que saber sobre la votación, que se celebrará en dos rondas el 10 y el 24 de abril.

Francia, una nación de más de 67 millones de habitantes, es la séptima economía del mundo, el país más visitado, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y una potencia nuclear. Es miembro fundador de la Unión Europea y un motor clave de su política.

El próximo presidente de Francia tendrá que ayudar al país a sortear dos fuerzas que actualmente azotan a Europa: la brutal invasión rusa a Ucrania, que ha desplazado a millones de personas a las puertas del continente, y una recuperación económica relacionada con una pandemia que está tensando las cadenas de suministro.

Aunque las fuerzas de la derecha han ganado en gran medida las guerras culturales de Francia en los últimos años, las encuestas muestran que los votantes franceses están ahora preocupados principalmente por el creciente costo de la vida. El próximo presidente tendrá que compaginar estas preocupaciones con otras cuestiones a largo plazo en la mente de los votantes, como la transición de Francia a energías limpias, la sostenibilidad de su generoso modelo de bienestar, el temor a la inmigración y el nerviosismo por el lugar que ocupa el Islam en el país.

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La desilusión generalizada con la política también se ha convertido en una fuente importante de preocupación, y se teme que estas elecciones puedan ser las de menor participación en una elección presidencial en décadas.

The run-up to the first round of the election has been dominated by issues such as security, immigration and national identity.

Los presidentes franceses disponen de poderes extraordinarios, más que la mayoría de los líderes occidentales, con menos controles y equilibrios que limitan el poder ejecutivo en otros países.

A diferencia de los primeros ministros británicos o los cancilleres alemanes, que son elegidos por los partidos que controlan el mayor número de escaños en sus parlamentos, los presidentes franceses son elegidos directamente por los ciudadanos para mandatos de cinco años. Poco después de esas elecciones, Francia vuelve a las urnas para elegir a los representantes de la Asamblea Nacional, la cámara más poderosa del Parlamento, cuyos mandatos también duran cinco años.

El hecho de que ambas elecciones se celebren en el mismo ciclo de cinco años aumenta considerablemente la probabilidad de que Francia vote por legisladores que apoyen al presidente recién elegido, lo que significa que los presidentes franceses no tienen que preocuparse tanto como otros líderes por la agitación interna de los partidos o las elecciones de mitad de mandato. El primer ministro de Francia, como jefe de gobierno, desempeña un papel importante en el sistema constitucional, al igual que el Parlamento. Pero el presidente, que nombra al primer ministro, establece gran parte de la agenda de Francia

Hay 12 candidatos oficiales, pero las encuestas sugieren que solo unos pocos tienen posibilidades de ganar.

El actual favorito es Macron, de 44 años, un exbanquero de inversión que fue elegido en 2017 con poca experiencia política y que se presenta a un segundo mandato. Fue elegido sobre las ruinas de los partidos políticos tradicionales de Francia con una fuerte plataforma proempresarial. Reformó el código laboral, eliminó un impuesto sobre el patrimonio y reformó la compañía nacional de ferrocarriles. Pero su afán reformista ha sido atenuado por las huelgas masivas a raíz de sus planes de reforma de las pensiones, las protestas de los “chalecos amarillos” y la pandemia de coronavirus. La guerra de Ucrania lo puso por delante en las encuestas, pero su ventaja se ha reducido recientemente, hasta aproximadamente el 25 por ciento en los sondeos.

La principal contrincante de Macron es Le Pen, de 53 años, la eterna líder de extrema derecha que se presenta por tercera vez y que perdió ante él en 2017. Lidera la Agrupación Nacional, un movimiento conocido desde hace mucho por su antisemitismo, su nostalgia nazi y su postura antiinmigrante, que ella ha tratado de sanear y convertir en un partido creíble y capaz de gobernar. Le Pen se ha enfrentado a las críticas por su anterior simpatía por el presidente ruso, Vladimir Putin, pero la inflación y el aumento de los precios de la energía encajan bien en su plataforma proteccionista. Actualmente ocupa el segundo lugar en las encuestas, con un 20 por ciento de apoyo.

 

Varios candidatos, que tienen entre el diez y el 15 por ciento de los votos, se disputan el tercer puesto con la esperanza de lograr un aumento de última hora que los haga pasar a la segunda vuelta.

Jean-Luc Mélenchon, de 70 años, es el líder del partido de extrema izquierda Francia Insumisa y el candidato de izquierda mejor posicionado para llegar a la segunda vuelta. Político veterano y hábil orador, conocido por su retórica apasionada y su personalidad divisiva, ha prometido invertir en energía verde, reducir la edad legal de jubilación, aumentar el salario mínimo mensual y redistribuir la riqueza poniendo impuestos a los ricos. También quiere reformar radicalmente la Constitución francesa para reducir los poderes presidenciales.

Valérie Pécresse, de 54 años, es una política que preside la región francesa de Île-de-France, una potencia económica y demográfica que incluye a París. Es la candidata de Les Républicains, el principal partido conservador francés. Varias de sus propuestas económicas, como el aumento de la edad legal de jubilación a los 65 años, son similares a las de Macron. Pero en unas elecciones en las que las voces más radicales han marcado el tono del debate en la derecha, ella ha dado un giro duro en temas como la inmigración y la delincuencia, lo que la deja con problemas para sobresalir entre los otros candidatos de la derecha.

Éric Zemmour, de 63 años, es un escritor, comentarista y estrella de la televisión de extrema derecha que lleva años en los medios de comunicación franceses, pero cuya campaña, con ecos de Donald Trump, ha revuelto la política francesa. Es un nacionalista que evoca imágenes de una Francia en franca decadencia a causa de la inmigración y el islam, y ha sido condenado en múltiples ocasiones por infringir las leyes que castigan la difamación o los actos que provocan el odio o la violencia por motivos de raza y religión. Últimamente, sus perspectivas se han ido desvaneciendo.

El resto de los candidatos tienen un porcentaje de votos de un solo dígito y tienen pocas posibilidades de llegar a la segunda vuelta. Entre ellos se encuentran Anne Hidalgo, de 62 años, alcaldesa de París y candidata del moribundo Partido Socialista, y Yannick Jadot, de 54 años, candidato del Partido Verde, que ha tenido dificultades para avanzar a pesar del creciente apoyo a las causas medioambientales en Francia.

El candidato que obtiene la mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta es elegido directamente, un resultado improbable que no se produce desde 1965, la primera vez que un presidente francés fue elegido por votación popular directa. En su lugar, suele celebrarse una segunda vuelta entre los dos primeros candidatos.

Las normas electorales francesas son estrictas, con rigurosos límites a la financiación de las campañas y al tiempo de emisión, y con un apoyo financiero y logístico del Estado que pretende igualar las condiciones. (Aun así, muchos medios de comunicación son propiedad de personas adineradas, lo que les da una vía para influir en las elecciones).

  • Los gastos de campaña tienen un tope de unos 16,9 millones de euros para los candidatos en la primera vuelta, o sea, unos 18,5 millones de dólares, y de unos 22,5 millones de euros para los que llegan a la segunda. Los que se saltan las normas —como Nicolas Sarkozy, expresidente de derecha— enfrentan multas y sanciones penales.

  • Las empresas privadas no pueden hacer donaciones de campaña, y los particulares únicamente pueden donar hasta 4600 euros para toda la elección. Los candidatos reciben el reembolso de una parte de sus costos de campaña, y el Estado paga algunos gastos.

  • El tiempo de emisión está estrechamente regulado por el organismo de control de los medios de comunicación de Francia. En un primer momento, las televisiones y radios deben garantizar que los candidatos tengan una exposición que se corresponda aproximadamente con su importancia política, basándose en factores como los sondeos, la representación en el Parlamento y los resultados de las elecciones anteriores. Cuando la campaña comienza oficialmente, dos semanas antes de la votación, todos los candidatos tienen el mismo tiempo de emisión. Está prohibido hacer campaña los fines de semana de votación.

 

A las 8 p. m. del día de las elecciones, el 10 de abril, los medios de comunicación franceses colaborarán con las encuestadoras para publicar los resultados previstos, basados en el recuento preliminar de votos. Eso dará una buena indicación de quién se espera que pase a la segunda vuelta, pero si la elección está reñida, las proyecciones podrían no estar claras hasta más tarde. Los resultados oficiales estarán disponibles en el sitio web del Ministerio del Interior.

Los dos candidatos a la segunda vuelta se enfrentarán en un debate por televisión antes de la nueva votación, el 24 de abril. Si Macron no es reelegido, el nuevo presidente tendrá hasta el 13 de mayo para tomar posesión. La atención se centrará entonces en las elecciones para la Asamblea Nacional. Todos los escaños estarán en juego, en un sistema similar de dos rondas de votación, el 12 y el 19 de junio.

Aurélien Breeden cubre Francia desde la oficina de París desde 2014. Ha informado sobre algunos de los peores atentados terroristas que ha sufrido el país, el desmantelamiento del campamento de migrantes en Calais y las tumultuosas elecciones presidenciales de Francia en 2017. @aurelienbrd