*Que China se muestre más eficiente es una mala noticia para la libertad*, José María Lassalle

José María Lassalle: “Que China se muestre más eficiente es una mala noticia para la libertad”José María Lassalle, fotografiado en la sede de La Vanguardia en Madrid, en mayo del 2019 (Dani Duch)
Madrid, 18/03/2020 lavanguardia

Profesor de Filosofía del Derecho y exsecretario de Estado de Cultura Agenda Digital, José María Lassalle (Santander, 1966) es uno de los intelectuales más interesados en la crisis de valores ilustrados de las democracias occidentales. Su último libro, Ciberleviatán (Arpa Editores) aborda la opa hostil que las corporaciones tecnológicas lanzan a los derechos humanos y libertades civiles de los estados modernos. Director del Foro de Humanismo tecnológico de ESADE. José María Lassalle Ruiz (Santander, 23 de octubre de 1966) ha desarrollado su trayectoria académica en varias universidades públicas y privadas españolas (Dani Duch)

Negocio tecnológico

“La reclusión libera un tsunami de datos de valor incalculable para las corporaciones”

¿Afectará esta crisis a largo plazo a las libertades?

No directamente, pero puede acostumbrarnos a vivir en un marco de excepcionalidad normalizada que nos haga admitir que para afrontar los riesgos de la globalización son razonables pautas autoritarias que no admitan discusión. Sobre todo si se demuestra que la gestión de la complejidad que provocan experiencias globales como la pandemia se resuelve mejor con modelos centralizados y dictatoriales que recelan del ejercicio responsable de la libertad y del gradualismo. Que China se muestre más eficiente que las democracias europeas es una mala noticia para la libertad.

¿Estamos manejando bien el balance seguridad/libertad?

Hemos asumido que la salud pública es la prioridad y que, por tanto, la seguridad debe prevalecer sobre una libertad que ha perdido su dimensión pública para confinarse en un ámbito privado. Es cierto que las redes sociales y la dimensión tecnológica de nuestra identidad compensan ese aislamiento y nos brindan una libertad virtual que aminora los efectos inmediatos y más negativos de la restricción de libertades. Y aunque esto agrava nuestra dependencia psicológica de internet, lo cierto es que la gente ha asumido esto sin reparos porque la emergencia de la pandemia ha evidenciado que la salud, esto es, la seguridad, es lo primero. Pero, ¿qué sucederá si la situación sigue igual o se agrava? Vivimos una sociedad de clases medias debilitadas en sus resistencias emocionales frente a la adversidad. La crisis se cebó en ellas y son las protagonistas de la estructura de malestar que, en distintas capas, sacude a nuestro país y al resto de Europa. Esto explica en parte el auge de los populismos y es lo que puede llevarnos a que la gente reclame dosis más intensas de seguridad. Sobre todo si se evidencia el fracaso de la institucionalidad democrática a la hora de prever, primero, y gestionar gradualmente, después, situaciones de riesgo global como esta. El miedo, como vio Hobbes, es el mayor estímulo para afianzar el poder y acrecentarlo.

En Ciberleviatán habla de la perentoriedad de recuperar la institucionalidad y la ley. ¿Cómo afecta esta pandemia?

Mal. El miedo hace que la gente busque seguridad al precio de ver cómo su libertad muta y se hace más asistida.La pandemia fortalece, sobre todo, a las corporaciones tecnológicas y a la economía de plataformas. Nuestro confinamiento se está traduciendo en una sobreestimulación de las redes y en un uso indiscriminado y sin límites de aplicaciones y contenidos. Estamos liberando un tsunami de datos que desborda lo imaginable y eso fortalece aún más a las corporaciones, que hasta el momento no han tenido ni un gesto solidario con la sociedad. El valor agregado de nuestros datos y de nuestros consumos digitales en una situación límite como la que vivimos, es una fuente de riqueza incalculable que se nutre de la huella digital que estamos liberando llevados por la necesidad de liberarnos de la angustia que provoca la enfermedad y la ansiedad que provoca nuestro aislamiento.

¿Y a la estructura del Estado?

El Estado es el otro gran beneficiado. Se refuerza su apetito de soberanía limitado en los últimos años por estructuras de institucionalidad más complejas como la Unión Europea, que ha demostrado su ineficacia al verse desbordada por los acontecimientos. Al final, los estados han optado por soluciones simples basadas en la excepcionalidad. Esto debilita los modelos de institucionalidad compleja que defiende la democracia liberal y que considera que el poder y los poderes deben limitarse, a nivel territorial, económico y social porque es la vía más adecuada para elegir entre preferencias racionales y no preferencias emocionales, como las que se inspiran en el miedo.

¿Esta China salvando la globalización mercantil de la que vive?

China es el más interesado en que la globalización siga funcionando como hasta ahora. Sus mercados y sus suministros dependen del exterior. Es un país global necesitado de una gobernanza que favorezca su desarrollo multilateral. Si las fronteras se cierran, si vuelven los controles y el nacionalismo prioriza lo propio, China pierde porque sus intereses estratégicos están en el exterior.

¿La opción Boris Johnson, dejar actuar al virus, es liberalismo?

El Reino Unido intenta un equilibrio entre evitar el colapso sanitario y velar por la actividad económica. Hay científicos que lo avalan...

...Y otros que han puesto el grito en el cielo.

Porque la defensa de los intereses económicos se hace desde una perspectiva neoliberal que minora la importancia de la salud pública. Son victimas de la idea neoliberal de que todo intervencionismo es malo por principio y que debe primar la idea de una especie de “laissez faire, laissez passer”, también en la salud. Si la aproximación fuera más keynesiana, entonces, estaríamos más dentro de un contexto de equilibrio razonable entre la protección de la salud y la libertad de todos.