diferències morals entre europeus de l’est i de l'oest
Hace casi 30 años que cayó el telón de acero, pero una frontera invisible sigue dividiendo Europa Occidental y Oriental en lo que respecta a los valores. La opinión pública sobre religión, minorías, matrimonio gay o aborto dibuja dos Europas, sugiere un estudio del instituto demoscópico Pew Research Center realizado a partir de entrevistas a 56.000 adultos en 34 países.
Es más, formar parte de la UE no ha supuesto una convergencia de valores: el patrón no se observa sólo a nivel continental sino también entre los países miembros de la Unión.
En todos los países de Europa Occidental menos Italia la mayoría de ciudadanos dice que aceptarían a un musulmán como miembro de la familia: del 88% de Países Bajos al 53% de Reino Unido, pasando por el 74% de España. En Europa Central y Oriental ocurre lo contrario: sólo el 12% de checos, el 21% de húngaros o el 31% de griegos lo aceptarían. La misma frontera se dibuja con los judíos, si bien estos son algo más tolerados que los musulmanes.
También hay diferencias, aunque con matices, en el peso que se da a la religión. Los europeos del Este tienden a considerar más que ser cristiano (católico, ortodoxo o protestante) es un factor clave de la identidad nacional. También las actitudes chovinistas son más prevalentes: de los 11 países donde una mayoría cree que su cultura es “superior a otras”, sólo hay un occidental, Noruega (58%), con Grecia (89), Georgia (85) y Armenia (84) a la cabeza. En el otro extremo, el 20% de España, el país más humilde.
El foso este-oeste es nítido en la posición sobre el matrimonio gay. Si en Occidente hay una clara mayoría a favor, en Europa central y del este (donde no es legal en ningún país) el rechazo se impone, excepto en República Checa. Es una brecha especialmente profunda, por el consenso que existe en varios países: si 9 de cada 10 rusos rechazan que gais y lesbianas puedan casarse, en Suecia, Dinamarca, Países Bajos o Bélgica el apoyo supera el 80%.
También hay unanimidad sobre el aborto en Europa Occidental; incluso en los católicos Portugal, Italia o Irlanda. En el este, hay división: una mayoría de checos, estonios o búlgaros lo apoyan, mientras que en Polonia, Rusia o Ucrania son mayoría quienes lo rechazan.
Un dato indica que la fractura tardará en desvanecerse: mientras los jóvenes occidentales muestran opiniones más abiertas que las de sus padres, en el Este las actitudes conservadoras no se difuminan. Los jóvenes se muestran igual de refractarios al matrimonio gay y a las minorías que sus mayores, y tampoco cuestionan más que la identidad nacional dependa del lugar de nacimiento o los ancestros.